Continuamos la serie de grandes piezas clásicas en el piano con una selección varias obras del Nacionalismo (1850-1950) pertenecientes a compositores no españoles.
Nocturno – Pequeña Suite, de Aleksandr Borodín (1833-1887)
La “Pequeña Suite”, conformada por siete piezas breves para piano, se publicó en 1885. El Nocturno es la tercera de las siete piezas y la que goza de mayor fama.
Sinfonía No.9 en Mi Menor – “Del Nuevo Mundo”, de Antonin Dvorak (1841-1904)
Esta sinfonía comprende temas originales que recogen las peculiaridades de la música espiritual e indígena americana. No obstante, se dice que esta sinfonía tiene mucho más en común con la música popular bohemia que con la música americana.
La Novena Sinfonía de Dvorak, de carácter romántico, se compone de cuatro movimientos. El primer movimiento es trágico y agitado; el segundo es lento y contemplativo; y el tercero, que es enérgico, sirve de antesala al grandioso final conformado por el cuarto movimiento.
Veamos aquí el cuarto movimiento de esta magistral obra.
Capricho Español, de Nikolái Rimski-Kórsakov (1844-1908)
Esta pieza, que consta de cinco secciones (alborada, variaciones, alborada, escena-canción gitana y fandango de Asturias), aunque tiene acento español en su composición, rebosa del virtuosismo instrumental y la efusión que caracterizan a Rimski-Kórsakov.
Pavana, de Gabriel Fauré (1845-1908)
Estamos ante una pieza escrita en 1887 que presenta un ritmo pausado. Esta pieza tomó su nombre de una danza de procesión del siglo XVI que se bailaba en la corte española.
Nimrod – Variaciones Enigma, de Edward Elgar (1857-1934)
“Variaciones Enigma” es una serie de catorce variaciones musicales que compuso Elgar en 1899. Nimrod es una de esas variaciones. Cada variación retrata a uno de sus amigos y esconde tras de sí un enigma.
Etude – Op. 76 No.2, de Jean Sibelius (1865-1957)
«Etude» es la segunda pieza de la Opus 76, obra conformada por un total de trece piezas muy variadas, tanto que conforman un conjunto tremendamente heterogéneo.
