El Vínculo Ancestral entre la Música y la Espiritualidad

Hay evidencia del uso de instrumentos musicales desde el Paleolítico (250.000-33.000 A.C.), aunque la voz fue, sin duda alguna, el instrumento por excelencia vinculado al nacimiento de la música. Posiblemente la voz transitó desde la imitación de sonidos de la naturaleza hacia el acompañamiento de trabajos chamánicos. Tribus antiguas y comunidades aborígenes ancestrales utilizaron la música como elemento sanador y como herramienta para la conexión para conectar con fuerzas cósmicas y conseguir una conexión espiritual.

Siglos más tarde, en la Antigua Grecia, numerosos filósofos reflexionaron sobre la magia de la música y su función. De estas reflexiones las primeras notas musicales, hijas de la relación existente entre los sonidos armónicos y los números enteros; o la idea del universo armónico, que vincula las vibraciones y los sonidos que emiten los planetas con los intervalos musicales, por lo que la música tiene un sentido matemático y otro esotérico. La idea del universo armónico fue confirmada por la NASA en 2004, momento en que la rebautizó con el nombre de “Música de las Esferas”. Además, muchos pensadores griegos entendieron la música como un nutriente del alma, tanto por su capacidad de generar emociones diversas (calma, alegría, exaltación, tristeza, etc) como por su capacidad de equilibrarlas.

Durante la Edad Media, con la proliferación de las religiones, se generalizó el empleo de la música para crear estados alterados de conciencia durante las prácticas litúrgicas. Un buen ejemplo de ello son los cantos gregorianos.

Definitivamente, fueron y siguen siendo numerosos los rituales y actos que incluyen la música como elemento esencial. De hecho, hoy, en todo el planeta, son miles los encuentros exclusivamente organizados para celebrar la música, el arte y la transformación de la conciencia.