En primer lugar tenemos la Sonata Op.27 Nº 2, Nº 14, más comúnmente conocida como Claro de Luna. Esta sonata está dedicada a Giulietta Guicciardi, una alumna y amor frustrado de Beethoven. Entre las anotaciones que hizo el compositor para su interpretación destaca el hecho de que debe ser interpretada con la máxima delicadeza y sin sordina.
En segundo lugar tenemos la Sonata K.331, Nº 11, también conocida como La Marcha Turca. Aunque se trata de la obra más conocida de Mozart, no se sabe cuándo ni dónde la compuso.
Continuamos con la Sonata Op.77 de Dussek, también denominada La Invocación. Esta sonata es conocida como la última que escribió el compositor y lo hizo estando ya encamado, en 1812.
La cuarta pieza es la Sonata Op. 35 Nº 2 de Chopin una de las más conocidas por el compositor debido a que contiene La Marcha Fúnebre.
Y finalmente tenemos la Sonata en si menor de Liszt, considerada una de las piezas más difíciles compuestas para piano y una pieza clave del Romanticismo. Esta sonata la estrenó su alumno y yerno Hans von Büllow en Berlín, en 1857.