Aunque a primera vista la música y las ciencias exactas parecen disciplinas sin un vínculo evidente, mucha formas artísticas guardan una estrecha relación con la física y otras ciencias exactas.
Gracias a la física podemos comprender el comportamiento del sonido y su modulación. Entre otras cuestiones y concretando un poco más, resulta que cuando una orquesta toca, la física es capaz de explicar por qué la combinación de sobretonos y la superposición de frecuencias permiten que dos notas suenen bien juntas.
Por otro lado, tenemos que las frecuencias emitidas por los eventos cósmicos y los fenómenos cuánticos pueden crear música. En este campo, Johannes Keppler, reconocido astrónomo y matemático del siglo XVI, determinó que los movimientos de los astros desarrollan proporciones armónicas que pueden traducirse en tonos y octavas.
No obstante, en 2021, la relación entre música y ciencia superó el campo de la física y la astronomía en un estudio publicado según el cuál la estructura de las proteínas puede convertirse en música aprovechando la coyuntura que tanto unas como la otra se organizan en cadenas y repeticiones.